Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe, nacido un 19 de enero de 1809 en Boston, Massachusetts. Un ingenioso escritor, poeta, periodista y cuentista que expresa mayormente la crítica y el terror, considerado el inventor del relato detectivesco, contribuyó asimismo con varias obras al género emergente de la ciencia ficción. Éste importante intérprete de lo gótico tuvo una dura vida, comenzando por la muerte de sus padres cuando era tan solo un infante y pasando a muchas otras complicaciones que le llevaron a tener una vida de alcohólico, dedicarse a esconderse de la sociedad y llevar una vida depresiva, haciendo cada vez  más difícil saber de éste peculiar personaje, hasta que el 7 de octubre de 1849 con tan solo 40 años, falleció. Muchas personas dicen que fue suicidio, pero se rumora que éste iba a casarse por segunda vez (después de la muerte de su primera esposa, quedó devastado) por lo que esa idea deja pensando a sus más fieles seguidores e incluso a los menos adoradores de sus obras, que pudo no ser acto tan imprudente como el de quitarse la vida, aún... No se sabe nada concreto sobre las causas de su muerte.



 Éste particular personaje es reconocido mundialmente por sus intrigantes ideas, su inspiración y sus aportes a la literatura, las personas le reconocen por sus escalofriantes historias, pero éste gran autor es grande partícipe y uno de los padres de la literatura policiaca.

La evolución y desarrollo de la literatura policiaca comienza en el siglo XIX, cuando Edgar Allan Poe publica una de sus más significantes obras, llamada “Los crímenes de la calle Morgue”  que será la primera historia de dicho género, la cual marcará el inicio de una gran etapa de historias que generarán un cambio radical en la narración. El relato será misterioso, intrigará al lector, inspirará a otros, cambiará la forma de analizar la lectura en sociedad, será más enigmático y tendrá una subjetiva manera de detallar cada avance de los personajes en la historia.
El detective será un personaje con una inteligencia y astucia increíbles, la sutileza con que éste actúa es característico de cómo “debe” tratar las situaciones y diversos autores le han dado un variado carácter, desde callado y frío,  a alegre, jocoso y agresivo, sin quitarle esa intriga que sufre de cada una de los actos en los que se ve envuelto. 

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